lunes, 14 de julio de 2014

Día 1: Palma de Mallorca - Zamora

14/07/2014

Son las 7 de la mañana cuando suena el despertador para levantarme de la cama. La verdad es que, en toda la noche no había dormido mucho. Diría que fué más por el miedo a quedarme dormido que por los nervios previos a esta nueva aventura. Cada cierto tiempo, me despertaba para mirar la hora que era y al intentar volver a dormirme tardaba un buen rato.
Sin más, me levanto para darme una ducha, desayunar (pese a que no me entraba nada, aquí ya por los nervios) y preparar lo último que me quedaba por meter en la alforja. En cuanto a la otra alforja, pude meterla con más cachibaches en la caja que usé para enviar la bici a Zamora, la cual, ya llevaba en las oficinas de Seur desde el jueves anterior.
Con todo listo, me desplazo con mi padre hasta el aeropuerto de Palma, me despido de él en la entrada y me dirijo directamente al filtro de seguridad dado que, había sacado la tarjeta de embarque el día anterior para evitar colas y retrasos. Hablando de retrasos, es lo primero con lo que me encontré en las pantallas informativas tras cruzar el filtro de seguridad.
- Empezamos bien... - pensé. La ruta de hoy consistía en coger el avión hasta Madrid. Una vez allí, me desplazaría hasta la estación de Chamartín con el tren de cercanías, el cual, sale cada 30 minutos y, posteriormente, coger un Alvia hasta Zamora.Todo esto con un margen de poco más de 1 hora. Si empezamos con retrasos este tiempo se iría reduciendo y a saber si me daría tiempo a coger el tren.
Pues nada, no queda otra que esperar así que, como aún era pronto, decido ir a dar una vuelta por el aeropuerto. Una de las cosas buenas que tienen este tipo de aeropuertos tan grandes es que, puedes pasar el rato yendo de tienda en tienda en lugar de quedarte sentado. Una vez que indican la puerta de embarque me dirijo hacia ella y compruebo que, efectivamente, el avión aún no ha llegado. Pues a esperar hasta que, llega con el pertinente retraso.
Esperando la salida del avión

 Tras una pequeña espera empieza el embarque y, finalmente, sale con el retraso que indicaban, unos 30 minutos. El vuelo es de unos 50 minutos por lo que, aprovecho para ver un capítulo de Vikings en el móvil. Es una serie que estoy siguiendo y solo me faltaban ver los 2 últimos capítulos de la temporada. Aprovechando los trayectos, me los descargué el día antes y los pasé al móvil al igual que un par de pelis.
El vuelo está siendo bastante tranquilo en cuanto a meteorología y, con ayuda del capítulo que estoy viendo, sin darme cuenta avisan del inicio de la maniobra de aterrizaje. Aterrizamos sobre las 11:10h. El siguiente tren de cercanías sale a las 11:30h y con lo grande que es la T4 de Barajas lo más probable es que me dejase en una punta de esta, dada mi suerte. No tendría más remedio que ir a ritmo rápido para salir, sacar el billete y bajar a la estación de la terminal.
Salgo del avión y todo lo contrario. Justo delante del finger en donde está aparcado el avión, están las escaleras para bajar a la zona de recogida de maletas y salida de la terminal. Sin pausa pero sin prisa me dirijo afuera y, tras pelearme durante unos minutos con la máquina de billetes (llevaba un código para sacar el billete gratis dado que tenía billete de Alvia pero, este no lo pillaba la máquina) logro sacar el ticket y me dirijo a la estación. Tras 10 minutos de espera, llega el tren de cercanías. Me subo y me lleva directo a Chamartín con 30 minutos de margen respecto a la salida del Alvia.
Una vez allí, me empieza a entrar el hambre. La verdad es que, con los nervios y el sueño que tenía por no haber dormido mucho, en casa no había desayunado apenas. En ese momento, recuerdo que mi billete es de clase Preferente (lo cogí para ir más cómodo y porque solo costaba 14€) y, si no iba mal encaminado, tenía derecho a entrar a la sala VIP de Renfe donde hay comida. Me la juego y pruebo. Llego a la sala, la chica me pide el billete y, tras darme las gracias, me invita a entrar y merendar algo.
Merendando en la sala VIP - Renfe en Chamartín

Pues no te voy a llevar la contraria!! Entro y una vez adjudicado sofá, dejando la alforja encima de ella, me dispongo a pillar algo para comer. La verdad que no había mucha cosa pero, por 15€ de billete que más quieres?
Así que nada, me cojo un zumo y unos pastelitos que había de chocolate y me los como mientras le echo un vistazo al periódico.
Una vez acabado todo, decido volver a por algo para beber y unos frutos secos (cuando es gratis, nos comemos hasta el tablero de la mesa si hace falta!!) aunque, esto último decido guardarlo para el camino por si me pega un bajón (algunos frutos secos aportan energía al cuerpo).
No acabo de terminarme la Fanta cuando dan el aviso de mi tren. Me la termino rápido y me dirijo al andén, paso el filtro y pillo mi asiento. En el camino aprovecho para ver otro capítulo en el móvil y, posteriormente, hablar con la familia por Whatsapp y tomar algo en el bar del tren. Tan solo eran 3 paradas (Segovia, Medina del Campo, Zamora) pero, también aquí, hay un retraso de otros 25 minutos debido a las obras que se están realizando en las vías a la salida de la estación de Medina del Campo por lo que, permanecemos parados durante un buen tiempo en dicha estación.
Finalmente, llego a Zamora sobre las 14:45h (25 min más tarde de lo que tocaba). Salgo de la estación, y en medio segundo, me llega al cuerpo un bochorno insoportable bajo un sol también insoportable. En menos de 2 minutos ya estoy sudando así que decido coger una calle en la que da sombra y que lleva al centro.
Es la hora de comer y como Seur no abre hasta las 16h decido pararme en un Burger King a comer tranquilamente y, posteriormente, me doy un paseo largo hasta sus oficinas. En el camino, encuentro un bazar de chinos y decido parar para comprar una llave inglesa pequeña. Con las prisas a la hora de enviar la bici, sin darme cuenta me metí la llave inglesa para los pedales en el bolsillo y no tenía con que atornillarlos.
Tras dicha parada, voy a Seur. Allí, amablemente me proponen montar la bici en el almacén (todo un detalle dado que hacia un calor insoportable afuera) así que, monto la bici, doy las gracias y salgo dirección al albergue pese a que no tenía ni idea de donde estaba. Tras dar varias vueltas, con ayuda de San Google, llego por fin al albergue.
Albergue de Zamora

Allí me da la bienvenida Epi y Mercedes (grandes personas que nos harían pasar una noche genial), los hospitaleros del albergue. Les comento, que voy a pernoctar allí y si había cama libre para ello. Epi me dice que no hay problema y me pide la credencial para hacer el registro. Se la doy y le pido si puedo meter de mientras la bici ya que estaba en la calle. Me invita a meterla en el patio mientras hace el correspondiente papeleo y al volver, me empieza a hablar en catalán. Procedo a responderle con naturalidad pero, al empezar me paro y me quedo durante unos segundos pensando: este me lo ha dicho por quedar bien al ver el sello del obispado de Mallorca, diciendo algo que le habría enseñado algún peregrino o es porque sabe hablarlo?? Porque el mediterráneo queda lejos de aquí..
Tras el parón por no saber si seguir hablando en catalán o contestar en castellano, Epi si empieza a reír y me vuelve a contestar en catalán: tranquilo, soy de Barcelona por lo que te voy a entender sin problema. Me vuelvo a reír con él y seguimos hablando en catalán mientras me comenta las "normas" del albergue así como que, sobre las 20:15h hacen una cena conjunta con todos los peregrinos para conocernos y me invita a asistir.
Le comento que mi idea era, tras instalarme, dar una vuelta en plan turisteo tranquilamente por la ciudad y luego ir a comprar comida para el Camino y no sé si me dará tiempo. Pero él vuelve a insistir comentando que la ciudad en 1 hora está vista y, para medio obligarme, me pide si puedo comprar pan para cenar dado que tengo que ir al súper. Acepto y no me queda más remedio que asistir (tampoco era un problema, me era indiferente).
Habitación y cama donde duermo
Me acompaña a la habitación y me da a elegir 3 camas disponibles. Allí mismo, me presenta a Santiago (no al apóstol). Un chico que empezó a pie el camino desde Ávila siguiendo el Camino de Levante. Nos saludamos y le dejo descansar ya que se le veía medio dormido. Una vez dejo los trastos, me doy una vuelta por la ciudad bajo un sol y un calor bastante insoportable en el caso de no haber sombra. Hago una visita en la oficina de turismo que se encuentra próxima al albergue (en la Plaza Viriato) y pregunto sobre que se puede ver y si me puede dar algún mapa para guiarme. Me comenta varios sitios aunque, la mitad de ellos están cerrados al ser lunes.
Así que nada, me doy una vuelta por el casco antiguo, todo de estilo románico la cual cosa, me sorprendió dado que en Palma estamos acostumbrados al gótico. Tras visitar varias iglesias, Catedral y Castillo de Doña Urraca (desde fuera) en una horita aproximada con sus respectivas fotos, me dispongo a buscar un supermercado cercano al albergue antes de pararme en un bar con sombra a tomar algo. Al poco encuentro un Día por lo que, la siguiente misión es encontrar un bar con terraza, sombra y cerca del albergue. Sin darme cuenta, aparezco en la Plaza Mayor y decido pararme a tomar algo frío en uno de sus bares.
Puerta de Doña Urraca
Allí, aprovecho para telefonear a la familia y comentar que todo ha ido bien (bici incluida) y que estoy instalado en el albergue. Tras un rato de charla, decido colgar ya que son las 19.45h y aún tengo que ir a comprar antes de llegar al albergue.
Llego al Dia (supermercado), cojo lo necesario y al ir a por el pan me encuentro de que no queda nada. Además, Epi quería pan rústico por lo que salgo con más prisa que calma en busca de alguna panadería que aún esté abierta. Encuentro una pero en esta también han vendido lo que les quedaba así que sigo con la búsqueda. En la siguiente hay suerte y compro las 3 barras que me habían pedido.
Castillo de Doña Urraca

Una vez hecho el trabajo, regreso al albergue con el tiempo un tanto justo. Dejo las cosas y salgo al patio donde se encuentra Epi hablando con una pareja de unos 50 y algo de años.
Me uno a la conversación la cual, trata sobre el camino que estaban realizando. El tema era la falta de albergues y que en varias etapas las tenían que alargar más de la cuenta por el tema de dormir y que, dos días antes, tuvieron que caminar 49km y les había hecho mella. Entre opiniones y opiniones, sale el tema de los bicigrinos (mediante la mujer) y la "bonita" historia de que nosotros llegamos menos cansados al albergue y que tenemos más facilidad para llegar al siguiente albergue/pueblo. En ese momento, sale en defensa tanto su marido como Epi argumentando que, si los de a pie hacen 30km, nosotros hacemos mínimo el doble por lo que, el cansancio no es excusa ya que es para todos igual (todo esto en una conversación tranquila y sana) y no debería haber la "norma" sobre prioridad para dormir.
Catedral de Zamora
En medio de esta conversación, nos avisan para comer por tanto, decidimos zanjar el tema y bajar ya que hay hambre.
Bajamos al comedor y Alejandro (uno de los peregrinos de la noche) nos ha preparado unas ensaladas "normales" y de pasta para cenar junto un poco de picoteo previo.
Nos sentamos todos y después de una sesión de fotos, Epi, dice unas palabras de agradecimiento y nos desea un buen camino mientras, Mercedes, nos cita unas plegarias. Finalizado, comenzamos a comer y hablar. Durante la cena, conozco al resto de peregrinos como Ramsés, un chico valenciano que está haciendo la Vía de la Plata con la bici y que, al poco tiempo, descubre mi procedencia debido a la manía que tenemos los mallorquines a poner la palabra "pero" a final de frase. También tengo un rato de charla con Santiago, el cual, agradecía el tratar con gente después de varios días caminando por el Camino de Levante sin cruzarse con nadie y durmiendo solo en monasterios, conventos...
Puente de piedra que da acceso a Zamora
En medio de la cena, nos sorprende Epi, el cual, ha preparado una sopa de ajo. Solo algunos se atreven a probarla. Yo le pido un poco y, la verdad, la sopa no tenía desperdicio.
Tras cenar y un rato de charla y buen ambiente decidimos seguir en el patio del albergue que está en una zona más alta y donde podremos estar más frescos (en el comedor empezaba a hacer bastante calor). Nos movemos y Alejandro se sube la guitarra que hay en el albergue para tocar y cantar algunas canciones. En esto se apunta una peregrina croata que hablaba bastante bien el castellano e intentaba cantar alguna canción de Joaquín Sabina con la dificultad añadida de cantar en un idioma que no es el suyo. Al poco rato, llegan Fernando y su padre, de procedencia Sevillana y que, al igual que yo, empezaban en Zamora su camino en bicicleta. Después de un rato tocando, decide pasarle la guitarra a Ignacio, un chico sevillano que hacia la Vía de la Plata junto a su pareja Belén (que más tarde se convertirían en mis compañeros de viaje en este camino) en bicicleta. Este reniega de no saber tocar la guitarra pero, Alejandro, decía que lo había escuchado por la tarde tocar un par de acordes e insiste en que toque algo.
Tras varios intentos por no tocar, no le queda más remedio que tocar alguna canción bajo la presión de la vergüenza y las risas de algunos del resto de personas que nos encontramos allí pero, aguanta poco tiempo y decide volver a pasarle la guitarra a Alejandro. En ese momento, Epi decide cambiar de conversación y saca el tema del porqué de nuestros caminos ya que, aunque no lo queramos, todos tenemos algún compromiso personal por el cual nos hemos embarcado en esta aventura. Uno a uno vamos hablando, algunos con promesas o situaciones en las que se les salta más de una lágrima y otros con más promesas como méritos/objetivos deportivos.
De esa charla, creo que todos sacamos algo de positivo al igual que, nos ayudó en cierta forma a sacar cosas que no somos capaces de sacar en nuestra cotidiana vida.
Cuando nos fijamos en la hora ya eran las 23h por lo que, Epi, decide dar por finalizada la velada y nos aconseja irnos a dormir para poder descansar el máximo posible y nos recuerda que, al día siguiente, nos espera a las 7h para el desayuno, el cual, también corría a cargo de los hospitaleros.
Acto seguido, bajamos todos a las habitaciones y nos metemos en la cama tras preparar los trastos para el día siguiente.

Los datos de contacto e información del Albergue de Zamora

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